sábado, 22 de mayo de 2010




Toñi y su familia


Yo llevando el traje de María José




Diario de la Romería de Lepe 2010.

Viernes, el 7 de mayo.

Después del trabajo en la escuela de Ayamonte, paso por una de las floristerías de Isla Cristina para comprar un ramillete para la Ofrenda de Flores a la Virgen Bella de Lepe.
Esta tarde llevo el traje de flamenca de María José, mi colega de francés, que ha sido tan amable de prestármelo. Es un vestido azul turquesa con ribetes blancos y azul oscuro por lo que los accesorios son blancos: el mantón, un bolsito, los pendientes, el collar, las pulseras, la flor que se lleva en el pelo...
A las 20h llego a Lepe y me dirijo a la iglesia, cuesta arriba. Desde lejos se ve la imagen de la Virgen, en la puerta principal, bajo su palio de plata.
Sigue llegando gente en traje tradicional: las mujeres y las niñas con traje de flamenca, los hombres y los niños en traje de corto.
Todos están guapísimos, pero son las mujeres que destacan: cada una diferente. Es una explosión de colores.
Me encuentro con Toñi, la alumna de inglés que me ha invitado a pasar la Romería en su chozo, y conozco a su familia.
Nos unimos a la muchedumbre que avanza lentamente hacia la iglesia. Después de una hora haciendo cola, podemos entregar nuestros ramilletes con las que se hace una alfombra floral en las escaleras de la iglesia, a los pies de la Virgen Bella. Al ver a la Virgen, la gente le echa piropos: “¡Viva la Reina, viva la Madre de Dios, guapa, bella, guapa, guapa, bella, guapa!”
Nos tomamos una pausa en la casa del jefe de Patro, el marido de Toñi. La casa está en la plaza misma y desde el balcón vemos la Ofrenda que sigue. Me ofrecen una bebida y algo para picar y tengo una charla agradable con el cartero al que conocí en la oficina de correos de Islantilla.
Volvemos a salir porque están llegando los jinetes. Empieza a hacer frío, con un viento cortante.
Subimos las escaleras de la iglesia, desde donde tenemos una vista estupenda al desfile de los caballos. Todos los jinetes se detienen delante de la Virgen y ofrecen flores, saludan al público y algunos dejan “bailar” a sus caballos, haciendo unos pasos de doma clásica.
También las hijas de Toñi hacen la Ofrenda a caballo. Después, la familia va al recinto para cenar y estoy invitada, pero quiero ver todo de la Ofrenda, así que me quedo.
¡Es impresionante! Hay más de 500 caballos que pasan delante de la Virgen y a continuación es el turno de los charretes y carruajes, tirados por caballos, mulas o asnos que lucen cintas y cascabeles.
La Ofrenda termina sobre la 1 de la noche. Estoy muerta de frío, pero muy contenta: fue una noche inolvidable...

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