domingo, 23 de mayo de 2010

mi copita romera y mi invitación
me invitan a llevar el pendón

de camino con la carreta y los bueyes adornados


los bueyes esperan delante de la Casa de la Hermandad





Diario de la Romería de Lepe 2010.

Domingo, el 16 de mayo.

Me levanto temprano, cuido a mis perritos, me arreglo y salgo para Lepe.
A las 10 nos reunimos para hacer la romería chica. Los fieles y mansos bueyes están esperando la carreta que esta vez no llevará a la Virgen sino su estandarte verde. Hay mucho menos gente que la semana pasada, pero ¡ no menos ambiente ¡
Otra vez seguimos el mismo camino, detrás de los músicos que tocan el tambor y la flauta, cantando sevillanas, tocando las panderetas, bebiendo rebujito...
Hace un calor tremendo a estas horas y la gente tiene la garganta seca del polvo y de tanto cantar.
La familia del jefe de Patro, orgullosa, lleva el pendón de la Virgen. Como pesa bastante, cada uno lo lleva un rato. En cierto momento, me invitan a llevarlo. ¡Qué honor! Tan amable es la gente de aquí que me dejan compartir sus tradiciones más arraigadas y eso me emociona mucho...
Cuando llegamos al recinto, los romeros que no han hecho el camino y que esperan allí, nos ofrecen rebujito fresco para aliviar la sed.
Ahora hay que empujar la carreta hacia dentro de la ermita. Desde hace poco es costumbre que lo hagan las mujeres. Otra vez me recogen entre ellas: me invitan a entrar la carreta. Empujamos a toda fuerza y sale bien. Siento que me hace daño la madera de la carreta pero no me importa.
Luego vamos al chozo, muy alegres, para tomar algo. Poco después visitamos una caseta para ver la salida de la carrera Fórmula 1 de Monaco en la tele. Allí nos cuidan muy bien: bebida fresca, gambas, chocos y boquerones y otro pescado fritos. ¡ MMM ¡
Me gustaría quedarme más pero sé que me echan de menos mis compañeros peludos, así que me despido, feliz de haber compartido esta tradición tan bonita.
Ya estoy invitada para el año que viene. Si puedo, iré...
Creo que la romería es una mezcla maravillosa de devoción religiosa y de alegría primaveral, una razón para unirse y pasarlo bien con la familia y los amigos. Participan tanto creyentes como no creyentes y me parece bien conservar una tradición tan hermosa.

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