sábado, 21 de noviembre de 2009

monumento a Colón en Huelva
salud

ningún descubrimiento sin vino...


las 3 carabelas de Colón



el claustro mudéjar del monasterio de la Rábida

Hace unos días fuimos de excursión a Huelva por segunda vez. Esa vez visitamos los puntos de interés de los alrededores de la ciudad. Primero el monasterio de la Rábida, donde todavía viven unos franciscanos. Tiene un delicioso claustro mudéjar con muros decorados al fresco. Aquí se ven por todas partes recuerdos del descubrimiento del Nuevo Mundo: Colón residió cierto tiempo en este monasterio antes de empezar la gran aventura, saliendo de Huelva.
Después bajamos al Muelle de las Carabelas, un centro de interpretación con todas las informaciones sobre los primeros viajes a América y donde se puede subir a las réplicas de tamaño real de las 3 carabelas: la Santa María, la Niña y la Pinta. No me puedo imaginar que hicieran tan larga y peligrosa viaje en esos barquitos.
Luego cruzamos el río Tinto y fuimos a ver el monumento enorme a Colón de la escultora Whitney, un regalo de los Estados Unidos a la ciudad de Huelva.
Al final volvimos a casa, pasando por las bellas playas de Punta Umbría y El Rompido.



la mina de Tarsis
los cerditos ibéricos

Sanlúcar de Guadiana


molino de viento



Castro Marim




la visita de Ana y co


El fin de semana pasada tuve un puente largo: tiempo para hacer nuevas cosas.
El viernes por la tarde mi colega de inglés Ana, su marido escocés Kyr y su bebé Nur nos vinieron a ver. Fuimos juntos a la playa, observamos los camaleones, instalamos la nueva silla especial del bebé y cenamos en nuestra casa: una visita agradable.
El sábado fuimos a Villareal San Antonio, en Portugal, al otro lado del río Guadiana. Visitamos la ciudad y almorzamos la típica cataplana, un guiso de pescado y patatas al horno, que se parece a la “bouillabaise” francesa. También hicimos algunas compras: Portugal tiene una gran tradición en la fabricación de ropa de cama y baño, todo “bueno y barato”. Tuvimos una charla interesante con una mujer alegre , de Cabo Verde. Me impresionó que supiera tantas cosas sobre Bélgica y Flandes.
El domingo hicimos un recorrido a lo largo del río Guadiana, en el lado portugués, río arriba hasta Alcoutim: vistas impresionantes y pequeños pueblos con encanto. En esta zona sureña solo se puede cruzar el río por la autopista cerca de la costa o en ferry o en barquitos. Luego visitamos el pueblo de Castro Marim donde almorzamos muy bien y donde subimos al castillo para contemplar el río, las salinas, la orilla española y Ayamonte.
El día después visitamos la orilla española, subiendo hasta Sanlúcar de Guadiana, enfrente de Alcoutim. Sanlúcar nos gustó muchísimo. La gente ha restaurado su pueblo con buen gusto. Pasamos mucho tiempo allí, recorriendo las calles empinadas, hasta dar con un acogedor restaurante, donde se ofrecían también platos vegetarianos. El dueño, Simón, era vasco y cocinero vegetariano y el restaurante era a la vez una galería de arte y había cuadros de un pintor de Ayamonte.
Luego pasamos por una zona rural con encinas preciosas y paramos un rato para ver los cerdos negros ibéricos. Filip no les gustó, todos vinieron corriendo hacia mí: o bien yo les parecía familiar o bien olían mi inocencia vegetariana, jajaja... Al final visitamos las minas de Tarsis, un resto impresionante del pasado industrial.








qué suerte tiene ese...
pero no siempre, jajaja

viva la chimenea
De los días de entre semana no hay mucho que contar. Yo currando y Filip disfrutando... Bueno, debo matizar un poco. Yo puedo preparar tranquilamente las clases de francés e inglés porque Filip se encarga del resto. Así nos queda tiempo libre a los dos. Todavía sigue haciendo buen tiempo, aunque las temperaturas han bajado: unos 22 grados en este temporada. Si hace buen tiempo, vamos a dar una vuelta por la playa, buscando conchas: ya tenemos muchos. También seguimos haciendo footing regularmente. De vez en cuando salimos de excursión en bici. Y siempre están nuestros perros, a los que dedicamos bastante tiempo. El resto del tiempo lo paso leyendo. Tenía que elegir entre leer y pintar. De momento leo, pues. Ya he terminado un tocho: una novela histórica sobre Barcelona: “Te daré la tierra” de Chufo Lloréns. Me gustó mucho.
Por la noche hace fresco ahora. Por suerte tenemos un pequeño calentador eléctrico que funciona muy bien y una estupenda chimenea, así que no pasamos frío. Y una o dos veces por semana vamos a un hotel cerca que tiene sauna y piscina cubierta. Hemos comprado un bono y no sale tan caro.


No queríamos molestar en el cementerio sacando fotos, el día de Todos los Santos, así que volvimos otro día. Ahora vais a tener una idea de los muros que albergan las tumbas de los difuntos.

domingo, 8 de noviembre de 2009

migas
la familia de Maribel y Rafa
El fin de semana pasado, el de Todos los Santos, tuvimos un puente: el lunes no se trabajó. En Flandes las escuelas tienen una semana de vacaciones sobre esas fechas, pero aquí no.
Bueno, ese jueves por la noche llegaron Maribel y Rafa, los propietarios de la casa. El viernes llegaron el hermano de Maribel, José, y su mujer, Franci, luego también el hijo mayor Rafa y su novia, Sandra, con su tía Toni. Al lado de la nuestra, hay otra casa más pequeña y una caravana. Allí se instalaron. ¡Gente muy amable! Lo pasamos bomba con ellos. Fuimos a pasear, charlamos mucho, tomamos copas juntos y nos invitaron a probar unas especialidades. Prepararon una buena barbacoa, tortilla española, ensaladilla rusa, pollo al ajillo y migas extremeñas. Todo riquísimo. Gracias a ellos conocí algunas canciones muy bonitas, algunas un poco tristes y otras muy alegres y humorísticas. Los chistes tampoco faltaron. Nos enseñaron nuevas palabras y expresiones, pero ellos también aprendieron algo de flamenco, como “kwal”, “dikkop”, “kom hier”, “ik hou van jou”...y otras cosas por el estilo. Nos gustaría visitarlos algún día, allí donde viven en Extremadura, en Badajoz.
El domingo visitamos el cementerio del pueblo de Isla Cristina, para poder comparar las costumbres de aquí con las nuestras. Solo hay algunas tumbas como en los cementerios de Flandes. Casi todos los féretros se ponen en una pared y el conjunto se parece a un bloque de pisos. Se cierra el hueco con una placa conmemorativa donde se puede colocar algunas flores. Los familiares muchas veces ponen flores artificiales, porque en este clima las frescas se marchitan pronto.