martes, 27 de octubre de 2009


¡Qué vergüenza! Que no he publicado nada en mi blog desde hace un mes. Perdonádme , amigos, pero es que, después de preparar y dar las clases de francés e inglés, el tiempo libre que me queda, lo prefiero dedicar a cosas más agradables que estar delante del portátil. No os podéis imaginar el buen tiempo que hace aquí. Hasta ahora hemos tenido tres días de lluvia y algunos días de cielos cubiertos. Hace mucho sol y las temperaturas son de 25 a 30 grados.
Bueeeno, otra vez he tenido que interrumpir mi trabajo literario: me ha llamado Filip que está esperándome en el pueblo de Isla Cristina, a unos 8 km de aquí. Se había ido a dar una vuelta en bici y ahora tiene un pinchazo. Así que yo, en la furgoneta, a por él. En el momento que estoy pensando: “Cielos, se me olvidaron los documentos del coche en casa...”, ahí está la policía, controlando. La ley de Murphy. Me paran, miran mi DNI, escuchan mi lamento de “marido, pinchazo blablabla” y me dejan pasar, tralalala. En el pueblo, hemos ido enseguida al taller de bicicletas. Dice el reparador que la cubierta y la cámara de la rueda trasera están gastadas. No me extraña nada. Va a cambiar esas y los puños también (es decir , lo que cubre los puños).
Mis padres pasaron tres semanas con nosotros. También tuve que dedicarles algo de tiempo, claro. Ayer volvieron a casa, muy contentos y relajados. Si todo va bien, nos volverán a visitar pero todavía no sé cuándo.

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