Toñi, guapísima con su nuevo vestido de flamenca
la cuñada de Toñi lleva la copita romera
Diario de la Romería de Lepe 2010.
Lunes, el 10 de mayo.
Hoy, por la tarde, a las 20h, se hace el camino de regreso de la Virgen. Como tengo que dar clase de francés, no puedo participar...
Pero no me rindo: después de clase saco a los perros, me arreglo un poco y voy a Lepe. Son las diez cuando llego.
Por miedo a que vaya a llover, se hace el camino bastante rápido, y encuentro a los peregrinos cuando ya entran en Lepe. Enseguida diviso a Toñi y su familia, gracias a su marido Patro, al que llamo “el faro”, por medir 2 metros, jajaja.
¡ Por los pelos ¡ Casi se me perdió el “camino”. Por suerte he pensado en llevar mi copita romera, porque me invitan a unos buenos tragos de rebujito. ¡ Qué rico!
Pronto llegamos a la iglesia. Entramos mientras desenganchan los bueyes.
Finalmente los hombres empujan la carreta por la puerta: la Virgen vuelve a casa, una entrada triunfal, entre aplausos y aclamaciones de los romeros. Es muy emocionante, el punto final y culminante de la romería y se derraman algunas lágrimas.
La gente se va a casa, hecha polvo por tantos días de devoción y fiesta, un poco triste. ¿ Depresión posromería?
Pero hay una lucecita al final del túnel: el domingo que viene es la romería “chica”, otra vez la gente se irá caminando al recinto para devolver el estandarte.
Hoy, por la tarde, a las 20h, se hace el camino de regreso de la Virgen. Como tengo que dar clase de francés, no puedo participar...
Pero no me rindo: después de clase saco a los perros, me arreglo un poco y voy a Lepe. Son las diez cuando llego.
Por miedo a que vaya a llover, se hace el camino bastante rápido, y encuentro a los peregrinos cuando ya entran en Lepe. Enseguida diviso a Toñi y su familia, gracias a su marido Patro, al que llamo “el faro”, por medir 2 metros, jajaja.
¡ Por los pelos ¡ Casi se me perdió el “camino”. Por suerte he pensado en llevar mi copita romera, porque me invitan a unos buenos tragos de rebujito. ¡ Qué rico!
Pronto llegamos a la iglesia. Entramos mientras desenganchan los bueyes.
Finalmente los hombres empujan la carreta por la puerta: la Virgen vuelve a casa, una entrada triunfal, entre aplausos y aclamaciones de los romeros. Es muy emocionante, el punto final y culminante de la romería y se derraman algunas lágrimas.
La gente se va a casa, hecha polvo por tantos días de devoción y fiesta, un poco triste. ¿ Depresión posromería?
Pero hay una lucecita al final del túnel: el domingo que viene es la romería “chica”, otra vez la gente se irá caminando al recinto para devolver el estandarte.
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