Fortaleza de Sagres
Ponta da Piedade
Albufeira
En la Escuela de Idiomas ya han empezado las evaluaciones. Aquí tampoco les gustan a los estudiantes. Dicen que no tienen tiempo para estudiar en casa o que el curso es demasiado difícil: ¡excusas! Si uno quiere aprender algo, siempre hay que hacer un esfuerzo. Así es la vida.
Tuvimos un finde muy largo, con el lunes y el martes incluidos, por el Día de la Constitución, y lo aprovechamos para recorrer la región vecina en Portugal, el Algarve.
¿Y los perros? Pues, mis padres están de visita por segunda vez y ellos hicieron de canguro durante ese puente. Ahora es su turno, están de viaje, también en Portugal.
Nosotros visitamos la costa desde Faro. Primero Albufeira, ciudad costera con mucho ambiente, y las playas de la zona. Allí pasamos la noche del sábado. Luego Portimão y Praia da Rocha, Alvor, Lagos y sus murallas, Ponta da Piedade, por Vila do Bispo hasta Sagres. Ay, qué maravillosas las playas del Algarve: refugios entre rocas impresionantes. ¡Qué fuerza tiene la naturaleza!
Pero me da rabia que haya tanta gente guarra : se tira basura por todas partes en tan bonitos lugares, y es que en Portugal se limpia bastante bien, en cambio aquí en Andalucía, se ve mucha suciedad en las playas y los bosques. Espero que esa situación mejore cuanto antes.
Pues bien, llegamos a Sagres el domingo por la noche: allí ya se nota la influencia del Océano Atlántico: una costa salvaje, el mar y el océano que se enfrentan y azotan las rocas con olas espumosas. Nos gustó mucho esa parte del viaje: la fortaleza en Ponta de Sagres, Cabo de Sao Vicente y el Parque Natural da Costa Vicentina. Ese lunes también visitamos una playa bonita en la costa atlántica, la de Castelejo, pero el buen tiempo cambió de golpe y al llegar a Monchique, en la sierra, llovió a mares. No se veía nada del paisaje, ni siquiera se podía salir del coche. Decidimos no seguir por la sierra. Bajamos a la costa, pero como seguía lloviendo, volvimos a casa.
En la Escuela de Idiomas ya han empezado las evaluaciones. Aquí tampoco les gustan a los estudiantes. Dicen que no tienen tiempo para estudiar en casa o que el curso es demasiado difícil: ¡excusas! Si uno quiere aprender algo, siempre hay que hacer un esfuerzo. Así es la vida.
Tuvimos un finde muy largo, con el lunes y el martes incluidos, por el Día de la Constitución, y lo aprovechamos para recorrer la región vecina en Portugal, el Algarve.
¿Y los perros? Pues, mis padres están de visita por segunda vez y ellos hicieron de canguro durante ese puente. Ahora es su turno, están de viaje, también en Portugal.
Nosotros visitamos la costa desde Faro. Primero Albufeira, ciudad costera con mucho ambiente, y las playas de la zona. Allí pasamos la noche del sábado. Luego Portimão y Praia da Rocha, Alvor, Lagos y sus murallas, Ponta da Piedade, por Vila do Bispo hasta Sagres. Ay, qué maravillosas las playas del Algarve: refugios entre rocas impresionantes. ¡Qué fuerza tiene la naturaleza!
Pero me da rabia que haya tanta gente guarra : se tira basura por todas partes en tan bonitos lugares, y es que en Portugal se limpia bastante bien, en cambio aquí en Andalucía, se ve mucha suciedad en las playas y los bosques. Espero que esa situación mejore cuanto antes.
Pues bien, llegamos a Sagres el domingo por la noche: allí ya se nota la influencia del Océano Atlántico: una costa salvaje, el mar y el océano que se enfrentan y azotan las rocas con olas espumosas. Nos gustó mucho esa parte del viaje: la fortaleza en Ponta de Sagres, Cabo de Sao Vicente y el Parque Natural da Costa Vicentina. Ese lunes también visitamos una playa bonita en la costa atlántica, la de Castelejo, pero el buen tiempo cambió de golpe y al llegar a Monchique, en la sierra, llovió a mares. No se veía nada del paisaje, ni siquiera se podía salir del coche. Decidimos no seguir por la sierra. Bajamos a la costa, pero como seguía lloviendo, volvimos a casa.
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